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La psicóloga (Anécdota real)

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Una historia real que comenzó con una amistad y sin pretensión alguna.

Todo comenzó hace muchos años en el trabajo de mi esposa. La psicóloga de su empresa, a quien llamaremos Carmen y ella, hicieron una buena conexión y entablaron una buena amistad.

Buena manera de comenzar.

Con el tiempo Carmen comenzó a pasar más tiempo con ella y eventualmente a ir de visita a nuestra casa, cenando, platicando, viendo películas y así comenzamos a interactuar los tres. Carmen es una mujer atractiva, morena, de cuerpo pequeño pero bien formado y bonitos ojos de color, así que tenerla casi todos los días en casa era un deleite. Cosa que a T no le pasaba desapercibida y me mencionaba con comentarios coquetos, que sí me gustaba como se le veía el cabello a Carmen, o tal vestido. Carmen a su vez también nos empezó a platicar sobre sus parejas y sus encuentros, así que muchas de nuestras pláticas nocturnas terminaban con tintes eróticos, aunque realmente nunca pasó a mayores.

Hasta un día que Carmen nos compartió que tenía un pretendiente, en su grupo de amigos el cual no le agradaba pero no sabía como alejarlo. T le sugirió una idea brillante: Que le dijera que tenía novio y que ese novio podía ser yo. Al escuchar eso casi me ahogo con mi bebida, Carmen rio nerviosa, pero sus ojos se abrieron como platos cuando, al ver la sonrisa pícara de T, se dio cuenta que hablaba en serio. Lo seguimos hablando, o mas bien ellas lo siguieron hablando mientras yo seguía sorprendido y así acordaron un par de citas y una boda, con lo cual debería de dar por sentado que Carmen tenía novio.

Esa noche pregunté a T si estaba segura y de manera provocadora, me confirmó que lo peor que podía pasar es que corriera con suerte. Después del par de citas, para la boda Carmen y yo habíamos desarrollado cierta química, a mi me resultaba sumamente divertido y excitante que todo el tiempo estuviera en su papel de novia, pero en la boda, quizá por el ambiente y la bebida, todo el tiempo me dedicaba miradas sumamente sensuales, sonrisas que cuando estábamos bailando me hicieron tener una gran erección. Mi reacción natural fue alejarme un poco de ella, pero cuando Carmen lo notó, solo me dedicó una de esas miradas suyas y procuro pegarse más a mí, sobre todo de espaldas para poder sentirme en sus nalgas, ambos estábamos muy excitados. Terminó la boda y pese a que a la temperatura, la dejé en su casa y T tomo el rol de Carmen esa noche, después de que le platiqué lo acontecido, sin embargo, notamos que después de esa noche, cuando Carmen nos visitaba, lo hacía cada vez mas arreglada, o con ropa mas sexy y frecuentemente buscaba abrazarme o tomarme de la mano.

Los ojos de T brillaban cada que eso pasaba. Una noche, ya tarde, decidimos ver una película. Yo estaba sentado en medio del sillón con Carmen a mi lado izquierdo y T a mi lado derecho. T traía una minifalda y Carmen unos mini shorts, ambas con blusas sin bra, que resaltaban sus lindos pezones, yo traía puesto un short y una camisa, todos estábamos en ambiente relajado. T comenzó a acurrucarse en mi lado derecho, ya que la película no estaba nada buena y comenzó a quedarse dormida, yo levanté mi brazo izquierdo para ponerlo en el borde del sofá, sin pensar realmente en nada pero Carmen inmediatamente reaccionó y se acomodó en mi pecho. Eso me sorprendió y excitó al mismo tiempo, haciendo notar mi bulto erecto a la luz de la pantalla, yo solo veía el cabello de Carmen en mi pecho y el de T en mi regazo, pero su atención evidentemente estaba en otro lado, ya que empezó a acariciar mi pene encima del short, lo cual me puso a mil, y la dureza se incrementó. Carmen se levantó un poco, me miró intensamente y comenzamos a besarnos, la pasión guardada por meses comenzó a brotar.

En este punto T saló de su ligero sueño, los tres nos quedamos viendo y ella sólo nos dijo "por favor, continúen". Así que continuamos besandonos, empecé a acariciar su pecho a lo cual ella guio mi mano hacia abajo de su blusa, para después buscar sacar mi pene, totalmente lubricado debajo del short y comenzar a masturbarme. En ese punto T no aguantó más y comenzó a darme un oral enloquecedor, mientras yo la tomaba del cabello, acariciaba sus senos y espalda.

Después de lo que pareció una eternidad celestial, T nos dijo " ¿Y si detenemos la película?", nos fuimos a la recámara, nos desnudamos inmediatamente y nos acariciamos entre los tres sin miramientos, caímos sobre la cama y T estaba recostada sobre su espalda, Carmen sobre ella y yo extasiado por el momento. Ambas damas se contemplaron unos segundos, sonrieron y comenzaron a besarse apasionadamente, mientras se acariciaban frenéticamente. Puse a Carmen en cuatro, para poder besar su espalda morena, hirviendo, un sensual tatuaje en su cadera y sin más, la penetré, sintiendo como se estremeció hasta la punta de los dedos de los pies, aferrándose y besando a T, mientras yo sentía lo caliente y mojado de su vagina, temblando con cada embestida.

Por ese momento, los tres fuimos un solo ser de jadeos, caricias, sudor, retorciéndonos en nuestra recámara lejos de todo, pero conectados entre nosotros nos acomodábamos para estar uno arriba del otro, T me cabalgaba, Carmen se recostaba abriendo sus piernas para poder estar mas dentro de ella, hasta que nuevamente se acomodó en cuatro regalándome sus caderas para una estocada final, alternativa que tomé con gusto, para terminar como comenzamos, Carmen y T entrelazadas en besos y abrazos mientras yo penetraba a Carmen, quien arqueando su espalda, consiguió sacar todo de mí, en una explosión mojada y tibia.

Y así quedamos los tres cansados, extasiados, abrazados en nuestra recámara mientras aterrizábamos lo que había pasado, nos reímos, fue una risa nerviosa, de complicidad. Nuestra historia dio para un encuentro más, ese se los dejamos a su imaginación. Con los años, Carmen siguió con su vida y hoy está felizmente casada, fuera del ambiente y sigue siendo amiga cercana de T ya sin ningún tinte erótico/sexual. O al menos, no por ahora.

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